miércoles, 30 de enero de 2013


OÍR PARA ESCUCHAR

La habilidad de “saber escuchar” es la más difícil de encontrar y desarrollar en el arbitraje, si usted es buen árbitro, pero no sabe escuchar, corre el riesgo de expresar en forma elocuente cosas que no le interesan a los jugadores y aficionados en los partidos, y lo más importante, privarse de recibir informaciones, conocimientos y retroalimentaciones que por otra vía no recibiría. 


Habilidad difícil   

Cuando un árbitro está en carrera y ha obtenido algunos logros, no escucha cada que un instructor, coordinador de árbitros o sus mismos compañeros le dicen algo, con respecto a su formación o a la forma como debe actuar en el campo, él simplemente no escucha, porque cree tener la razón en todo lo que hace. Entre los motivos principales por los que la mayoría de árbitros no escuchan se encuentran: temor a ser influidos por ellos, pensar que quien habla no tiene la autoridad para corregirlo, o simplemente no  creerle y pensar que él es el único poseedor de la verdad y que el otro es el que está equivocado.

Necesidad en el arbitraje
Saber escuchar no sólo es una práctica necesaria sino una necesidad en el arbitraje, máxime cuando en esta disciplina cada día los árbitros están en constante crecimiento. Muchos conflictos se producen en un terreno de juego o fuera de él  cuando no se sabe escuchar adecuadamente, esto requiere de una disciplina cotidiana, de mostrar una actitud de confianza y de respeto a la persona que habla para que pueda expresar con propiedad sus mensajes. Una investigación sobre por qué algunos árbitros  son exitosos dio como resultado que entre los comportamientos que éstos asumen  en un partido o fuera de él, se encuentra el que escuchan mucho más que los árbitros promedio.

Errores y benéficos
En nuestra actividad arbitral  donde hay que hacerlo todo para ya, nos da la sensación de que no tenemos tiempo para escuchar, pensamos únicamente en cómo responder y en cuanto terminan de hablarnos, nos precipitamos a dar una solución para todo lo que nos dicen, o lo que es peor, los interrumpimos antes de que hayan concluido para así dar explicaciones. Entre los beneficios de saber escuchar se encuentran los siguientes: elevar la autoestima del que habla, pues le permite sentir que está siendo útil, aprender de los conocimientos y experiencias del otro, el que escucha con atención, proyecta una imagen de respeto e inteligencia y se reducen las potencialidades de conflictos por malas interpretaciones.

Componente indispensable
Para progresar en el arbitraje el saber escuchar es el componente necesario que permite crecer y mejorar en todos los aspectos. Un árbitro que no escuche estará abierto a una serie de conflictos personales y de poco crecimiento profesional que lo llevará a tener una noción errada de equidad e  injusticia. Quienes no progresan en el arbitraje  o permanecen mucho tiempo en la misma categoría son producto de la incapacidad de escuchar a los demás. Si un árbitro quiere mejorar en todos sus aspectos tanto personales como deportivos tiene que aprender a escuchar más. Para terminar, espero que me haya escuchado…

Noticia publicada por José Borda para: www.revistaarbitros.com

viernes, 25 de enero de 2013


                                                                   
MANEJANDO LA PRESIÓN


Jorge Valdano dijo alguna vez que "el fútbol es un estado de ánimo", y lo cierto es que esa afirmación ha pasado largamente la frontera futbolística para hacerse extensiva a todas las actividades de deporte profesional.

El deporte es un juego que mueve pasiones en masa y en muchos casos, importantes cantidades de dinero. Las expectativas suelen ser grandes, sea cual fuere el objetivo deportivo o profesional que se haya trazado, y conforme uno empieza a transitar el camino hacia la meta, generalmente sin aviso ni quererlo, la mochila se nos empieza a llenar de presiones.

"Acá no se puede hablar de otra cosa que no sea el campeonato", "tenemos que salvarnos del descenso", "no podemos perder más clásicos", o lo que fuera... La gama de frases que terminan siendo titulares en luces de neón, con las que nos cargan o cargamos de presión son ilimitadas y, al mismo tiempo, una constante en todos y cada uno de los ámbitos de la actividad deportiva, profesional o amateur.

Solemos hacer un culto en eso de buscarnos presiones adicionales, aún cuando no las hay. Si a veces hasta nos ponemos nerviosos en un partido de cartas con amigos, ¿cómo no me voy a cargar de presión y tensiones en algo tan pasional como el deporte?

Es cierto que, muchas veces, meternos presión para alcanzar un objetivo sirve de disparador para mejorar o potenciar nuestro rendimiento; pero nuestro interior no tiene una medida tangible como un tanque de nafta, que carga X cantidad de litros de combustible. Nuestro interior no tiene paredes firmes, se expande o se achica según nuestro estado de ánimo, por lo que si nos cebamos y llenamos nuestro tanque con más "presión" de la aconsejable, lo más probable es que no la podamos manejar y empecemos a sentirnos mal.

La presión nos desborda y nuestra capacidad de análisis y observación de la realidad se achica considerablemente, provocando que nuestra percepción de algunos hechos no sea del todo confiable, porque inconscientemente nos empezamos a enfocar en el lado oscuro o negativo de las cosas, y no en aquello que puede servirnos como disparador positivo. En términos sencillos, "primero nos ponemos más tontos de lo habitual y con el tiempo, ese ejercicio de mirar siempre lo negro termina convirtiéndonos en nuestro peor enemigo".

En los grupos pasa lo mismo, pero multiplicado por la cantidad de integrantes de cada plantel. La presión empieza a jugar su partido en algún momento: a veces de movida, otras cuando aparece algún resultado negativo o, si zafamos de esas dos instancias, cuando se acerca la etapa de definiciones. Y la salud del grupo, inevitablemente, empieza a alterarse y hasta tambalear. En algunas ocasiones, el equipo empieza a meter la presión en sus conversaciones de una manera angustiante, potenciando el efecto negativo. Pero también se da que, en el afán por "no llamar la mala onda o la energía negativa", el tema de la presión se evita por completo, y durante gran parte del proceso no se habla de ella y se la ignora, pero... Ella está ahí... En algún recoveco, esperando agazapada el momento de entrar a escena, y cuando lo hace provoca un desbarajuste en el grupo difícil de manejar.

Traducido a hechos concretos, la presión que nos provoca un acontecimiento puntual (generalmente la necesidad de obtener un resultado), nos acelera o paraliza, atentando contra nuestra habitual capacidad de resolución, provocando que una situación aparentemente fácil de resolver (táctico-estratégica o humana) se convierta en algo insoluble. Nos ponemos nerviosos y tomamos decisiones que habitualmente no tomaríamos, entregándole el partido en bandeja al adversario o convirtiéndonos en el causante que el equipo todo se vaya de foco y pierda la concentración al punto de desmotivarse por completo.

¿Hay alguna receta para manejarla? Si, por supuesto. Una de las claves para ello está en la "Comunicación". Ignorar la "Presión" suele ser un arma de doble filo, porque generalmente se corre el riesgo de que aparezca al primer tropiezo y cope la parada. En términos deportivos, cuando tenemos que enfrentar un rival difícil se suele hacer scouting o análisis de virtudes, defectos, puntos débiles, puntos fuertes y demás, para saber cómo enfrentarlo en las mejores condiciones, ¿no? Bueno, una de las claves para enfrentar bien armados los miedos que vienen escondidos detrás de las presiones, es estudiarlos, conocerlos a fondo, y eso se logra hablando, compartiendo con nuestros compañeros el peso que viene con ellos.

La Presión tiene un peso específico imaginario que, si tratamos de manejarla solos, empieza a multiplicarse hasta límites inimaginables. Pero si la encaramos como grupo, en equipo, y la tratamos como tal, su peso en lugar de multiplicarse se divide entre todos los integrantes del grupo... Y convengamos que no es lo mismo llevar una mochila con 100 kilos yo solo, que repartir su peso entre todos los integrantes del plantel, ¿no?

Hablar, comunicarnos, sirve como herramienta de descarga o catarsis y como elemento unificador y clarificador en el camino por buscarle salidas a la situación presionante. Hablando podemos minimizar o agrandar situaciones y sobre todo, podemos poner en claro objetivos y metas...

miércoles, 23 de enero de 2013


GRADO DE CONCENTRACIÓN EN EL JUZGAMIENTO DEPORTIVO
En varias oportunidades se ha visto a algunos árbitros y árbitras sacar la lengua cuando están dirigiendo un partido;  de ahí surgen los siguientes interrogantes ¿por qué será que la sacan? ¿es una moda? o ¿acaso es una manía?  Con el fin de dar respuesta a estos me dediqué a consultar diversas fuentes y encontré que este gesto es usado por hombres y mujeres desde hace mas de dos mil años.

Diversos significados  
Según nuestros condicionantes socios culturales, sacar la lengua puede tener diversos significados, así por ejemplo, en Italia, chasquear con ella cuando pasa una persona atractiva es señal de admiración por su belleza, y en el Tíbet es una forma de saludo. Sin embargo, Desmond Morris, prestigioso zoólogo y etólogo inglés, defiende que se trata de un gesto hereditario y universal que informa a los demás de que alguien está concentrado.
Significa concentración
Casi todos hemos observado alguna vez nuestra tendencia a sacar la punta de la lengua hacia fuera cuando estamos totalmente inmersos en una tarea, hay varias hipótesis que tratan de explicar este gesto inconsciente, una de ellas significaría, “aléjate, no me molestes, estoy ocupado”; es decir, podría interpretarse como un cartel de “ no molestar”; pues lo realiza cuando está haciendo esfuerzo físico  o se le presenta una acción complicada que necesita rápida decisión, al igual que el conductor que trata de aparcar su carro en un lugar difícil.
Prevención y vigilancia
Otros expertos sugieren que sacando la lengua de la boca y dejándola quieta entre los labios conseguimos eliminar el número de estímulos que llegan al cerebro, dejando más neuronas disponibles para ejecutar correctamente otras actividades que requieren toda nuestra atención. Sacar la lengua es algo universal para todas las personas y significa repulsión al contacto social, sentido de prevención y vigilancia.
Algunas recomendaciones 
Generalmente, en la mayor parte de los casos los árbitros hacen estos gestos cuando se sienten incómodos, pero, ojo que cuando un jugador le pregunte algo importante y usted saque la lengua antes de contestar o se humedezca los labios con ella, es probable que el jugador interprete su respuesta como una mentira para salir de paso. Ahora bien, es importante que también sepa que si la tiene mucho tiempo fuera se podía quedar si ella por un balonazo involuntario…
Escrito por Antonio Pulido para: www.revistaarbitros.com

LA ENVIDIA EN EL JUZGAMIENTO DEPORTIVO
Todos los seres humanos  sentimos envidia, en mayor o menor grado, los árbitros no están ajenos a ella, pues "siempre surgen señales como el de calificar de 'injusta' la ventaja que tiene otro árbitro sobre él o, de ‘arrogante’ al colegiado al que se le tiene envidia", nos dice el doctor Richard Smith, psicólogo e investigador de la universidad estadounidense de Kentucky. El griego Aristóteles decía que “envidiamos, por lo general, a quienes son como nosotros en cuanto a género, categoría, edad, nivel social y hoja de vida”.

¿Qué es la envidia?    
Es definida como el sentimiento o estado mental que produce dolor y desdicha, por lo que tiene el otro en talento, inteligencia, éxito,  cualidades sobresalientes o suerte, entre muchas otras cosas. También es "el pesar o la amargura que siente un árbitro cuando a su colega le va bien". Otros la califican como "un vicio", que pocas o pocos tienen la fortuna de evitar y que, casi nadie desea experimentar porque los hace sentirse pequeños e inferiores. Algunos investigadores estudian los circuitos neuronales y evolutivos de la envidia y el por qué se puede llegar a padecer este mal como si fuera una enfermedad física.
Cuando se es envidioso
Un árbitro es envidioso  cuando ambiciona lo que tiene su compañero y se siente infeliz con sus logros y con la vida que le tocó. Además, "cuando no agradece por las cosas valiosas que recibe y se alegra con el mal ajeno, especialmente, si afecta a la persona envidiada", dice Smith. El envidioso  no dudará en emplear las peores armas para exterminar a su víctima, tanto social, deportiva, profesional, emocional y hasta físicamente, y utilizará los métodos más despreciables como la difamación, el chisme y la agresión física o psicológica para lograrlo.
Hay envidia de la buena
Existen dos clases de envidia la buena y la mala. La primera, está asociada con el deseo personal de mejorar o con la admiración que se siente por el colega, todos sentimos envidia sana,  pero es preciso canalizarla haciendo cosas positivas como emular al individuo a quien envidiamos. La envidia maligna, es hostil y está cargada de rabia frente a la sensación que tiene el envidioso de que el árbitro envidiado disfruta de ventajas "injustas". La envidia mala se basa en el ansia de destruir al colega, en esta se habla de un individuo con autoestima muy precaria y con trastornos psiquiátricos, sobre todo de personalidad, dice el experto.
Como combatirla
La envidia es considerada como un cáncer social que envenena todos los ambientes, incluyendo el arbitraje, por todo lo anterior, es importante estar atentos a los sentimientos que se albergan y a la forma como se manejan. Para terminar el doctor Richard Smith, pronostica que "si se tiene una alta autoestima y si se es lo suficientemente fuerte para elegir lo que es valioso y lo que más se quiere o no de lo que exige el gremio arbitral, podrían predominar en un futuro árbitros más reflexivos, pensantes y menos envidiosos".
Original escrito por: Jose Borda para www.revistaarbitros.com

viernes, 11 de enero de 2013


CUANDO LLEGA LA HORA DEL RETIRO.... 
El retiro del arbitraje puede generar una serie de problemas mentales y físicos, sin embargo, más allá de la profesión hay otras cosas que pueden brindar felicidad.
Muchos silbatos en el mundo no iniciarán la temporada 2013 en las ligas profesionales, internacionales o aficionadas y luego de su retiro forzoso, éstos reflexionarán sobre cómo separar al árbitro del hombre. Para aquellos que estuvieron en su cúspide física -o cerca de ella- y que han dedicado sus vidas a intensos retos físicos, el retiro puede generar una serie de problemas mentales y físicos. A veces no escuchan a sus cuerpos que dicen “es hora, mientras sus  corazones y sus  mentes reiteran otro partido más”. ¡Siempre es una vez más!
Sensación de pérdida
Bill Cole, un famoso entrenador de rendimiento de alto nivel con base en California, ha trabajado en varios deportes y ha visto como muchos árbitros tienen dificultades para afrontar su retiro. Un factor que contribuye a sus problemas es la profunda sensación de pérdida, 'los árbitros se identifican con lo que hacen, quíteles eso y se sentirán abandonados, desnudos, y no entenderán como darle un sentido a su vida. Es como si se perdiera una parte importante de ellos', afirma.
Momentos difíciles
Los silbatos han tenido dosis regulares diarias de serotonina durante muchos años y, de repente, estas decrecen o se detienen por completo, esto afecta ampliamente la química del cuerpo. En otros casos haber tenido un 'túnel de visión y la vida reglamentada' explican en parte por qué los silbatos tienen más problemas con su retiro cuando se compara con otras profesiones. Cole explica que su 'existencia compartimentada' les pudo haber servido en su ascenso y mantenimiento como juzgadores prolíficos, pero puede generar una sensación de quebranto cuando se deja.
Afrontar nuevos desafíos
Esa rutina puede llevar a que se sientan perdidos cuando se retiran, así que necesitan encontrar algo para reemplazar la actividad', pues de hacerlo o no, su vida cambiará radicalmente. El psicólogo deportivo Víctor Thompson reconoce los desafíos del retiro: “Los árbitros en general  se deleitan probándose en torneos y partidos ante miles de personas, éste es el tipo de desafío y agitación que uno no tiene generalmente en su vida diaria, dejar esto puede ser tortuoso”.
Hay otra vida después
Para completar la transición es importante tener planes para el retiro y contar con un grupo fuerte de apoyo, si uno no acepta que nada más le ofrecerá ese tipo de gloria o satisfacción, continuará buscando y buscando sin encontrar nada. Una recomendación para los árbitros que están pensando en retirarse, inicialmente hay que preparar el camino y  deben rendirse al hecho de que tuvieron un buen rendimiento y ahora deben hacer otra cosa en su vida diaria; si bien puede no generar la misma emoción, sí pueden satisfacer esa necesidad y haciendo otra cosa pueden conseguir la tan anhelada felicidad.
Escrito por: José Borda para www.revistaarbitros.com

miércoles, 9 de enero de 2013


UNA RESPONSABILIDAD PERSONAL

Las pruebas utilizadas para evaluar a los árbitros de fútbol de salón se hacen periódicamente para medir la capacidad física relativa a los partidos, y no simplemente como una forma de evaluar la condición física de los mismos, es por esto que todo árbitro debe estar dispuesto a presentarlas y aprobarlas cada que sea requerido.

Físicamente aptos 
Algunos árbitros estaban muy cómodos haciendo las pruebas físicas a su manera y querer y creían que al superarlo estaban en condiciones de dirigir cualquier tipo de partido, sin embargo, el beneficio de la misma no estaba relacionado con el rendimiento de un árbitro durante el partido. Debido a esto la Comisión Nacional de Juzgamiento de Colombia  decidió establecer la evaluación de las pruebas físicas, como actividad obligatoria para todo silbato que quiera aspirar a ascender en el ámbito nacional o internacional debe superarlas. Las pruebas son una medida que les permite estar físicamente aptos para arbitrar.

Actividad en los partidos
De los 40 minutos cronometrados que se juegan en un partido el 75% del tiempo total del mismo el árbitro se encuentra parado, caminando, trotando y corriendo y el 25% restante realizando actividades de alta intensidad. La condición física específica del partido gira en torno a la capacidad de realizar carreras de alta intensidad y ‘sprints’ repetidamente y las pruebas que se aplican se hacen con el fin de preparar al silbato para esto; así la prueba de acción y reacción (9-15-21-30 metros) y las pruebas de velocidad 20 y 50 metros reflejan mejor las demandas del arbitraje.

¿Quiénes pierden las pruebas?
El Proyecto que tiene la Fecolfutsalón y la Comisión Nacional para los árbitros plantea exigencias que obliga a los jueces a estar en la misma condición física que un atleta, sin embargo, surge el interrogante ¿Quiénes pierden las pruebas, los preparadores físicos o los árbitros? Si el protocolo es claro, ¿Por qué no prepararse, ensayar y estar seguro que se puede superar una prueba que en todo el mundo los árbitros pasan sin problemas? En conclusión yo creo que la preparación física es una responsabilidad personal.

Escrito en original por José Borda para www.revistaarbitros.com

jueves, 3 de enero de 2013

COMO ESTUDIAR LAS EVALUACIONES...
Generalmente los árbitros antes de una evaluación teórica se ponen a repasar el reglamento toda la noche, según algunos, para tener los conocimientos frescos a la hora de contestarla, sin embargo, una investigación de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha alertado del riesgo que puede suponer el sacrificar el sueño por estudiar de manera previa a la prueba .
Estudio y sueño  
Según el trabajo que publica la revista “Child Development”, el rendimiento óptimo se consigue cuando hay un equilibrio entre el tiempo de estudio y el sueño, y por lo tanto, hacer un sobreesfuerzo la noche previa a un examen a costa de dormir poco o nada puede empeorar los resultados. Esta investigación deja sin fundamento  la creencia que tienen los árbitros al momento de preparase para las evaluaciones teóricas que les hacen anualmente, antes de cada torneo o al inicio de la pretemporada, que es: “leerse el reglamento la noche anterior para sacar buen puntaje”.
Dilemas de comprensión

Los investigadores analizaron las pautas de estudio de 535  voluntarios a quienes se les pidió que llevaran un diario durante 14 días en el que apuntaran su tiempo de estudio, las horas de sueño y sus problemas académicos, por ejemplo dificultades para entender algo en clase o malos resultados en los deberes de casa o en un examen; en general, los investigadores encontraron que aquellos que más estudiaban sacaban mejores calificaciones, pero al indagar sobre los momentos dedicados al mismo, observaron que el hábito de estudiar por la noche, asociado a menos horas de sueño, se relacionaba con problemas de comprensión.



Resultados exitosos
El estudio también comprobó que dormir poco también daba lugar a peores resultados el día siguiente. "El éxito académico puede depender de la estrategia de estudio a seguir, como mantener un horario constante de este, aprovechar las horas lectivas en la clase o en los tiempo libres y sacrificar el tiempo dedicado a otras actividades en lugar de las horas de sueño", explica Andrew J. Fuligni, uno de los autores de la investigación.


No deje para última hora

En conclusión cuando un árbitro vaya a presentar una prueba teórica debe revisar el reglamento con varios días de antelación, repasar periódicamente durante la temporada o hacerlo cada que recibe capacitación teórica con el fin de tener los conocimientos frescos. Por último se debe recordar que cuando se toma el reglamento para leerlo, un árbitro hace tres cosas, la primera, es que refresca sus enseñanzas; la segunda, aprende algunos procedimientos que no tiene claros; y la tercera, re- aprende las reglas de juego, las cuales están en constante evolución. Así pues mi estimado lector no deje el repaso del reglamento para última hora, por que ya sabe las consecuencias.

Escrito por Antonio Pulido para: www.revistaarbitros.com