martes, 10 de abril de 2012

NO ES LO MISMO 

Escrito por: Jose Borda

El reglamento de fútbol de salón, en dos de sus principales reglas ( 9 y 14 ), le da al árbitro la facultad para permitir la continuidad del juego, estas dos reglas en su espíritu encierra el no favorecer al equipo que comete la infracción, ya que el futbol de salon es un juego de contacto, viril y es un espectáculo; por tal razón no se puede estar pitando a cada rato ni concediendo faltas a cada jugador que se deja caer apenas lo rozan, si esto se hiciera desesperaría a los participantes y a los mismos aficionados.
Riendas cortas y largas
Todos los instructores predican y entrenan a los árbitros para que les den fluidez a los partidos en los que participan, pero muchos árbitros malinterpretan esta situación y en vez de dejar jugar terminan permitiendo que estos se "calienten" debido a que no saben poner a tiempo freno al juego brusco y mal intencionado; por el contrario autorizan el "siga, siga" y cuando quieren tomar los correctivos disciplinarios los encuentros ya se les han salido de las manos. Lo importante entonces es saber cuándo conducir el partido y dar rienda suelta y cuándo tomar las riendas de una manera corta para que no se desvirtúe.
Diferencias profundas
Dejar jugar es permitir que los salonistas disfruten de su deporte dentro de los cánones del juego limpio, que estos se diviertan driblando a los contrarios, recuperando y pasando el balón; teniendo en cuenta que dentro de estas situaciones se pueda consentir "una que otra" patadita u entrada imprudente y hasta brusca sin que estas conlleven a la pérdida del control total del partido. Dejar pegar es consentir que los deportistas tomen la justicia por su propia mano al no encontrar quién corte a tiempo los quites deslizantes y las entradas peligrosas que pongan en peligro su integridad, o que no frenen en su justa medida la reiteración de las faltas que les hagan, las dos cosas son bien diferentes.
Normalidad del juego
Dar la continuidad no sería objetable si no degenerara tan seguido los partidos en peloteras, donde cada jugador se defendiese como pudiera o jugase como quisiera contrariando al espíritu del juego, sin embargo, algunos silbatos amparados en la continuidad no castigan con  azul o roja directa el juego brusco grave, otros por el contrario permiten acumular y acumular faltas sin amonestar para no descalificar por dos amarillas. Lo que se debe hacer es dar la continuidad en su medida justa pero no priorizarla sobre la normalidad y el completo equilibrio del juego, esto conlleva al correcto balance de los partidos sin permitir que una u otra se incline hacia su respectivo lado.
Método particular
Aplicar las leyes con más rigor, hacer presencia en la jugada, estar en todo, incluso donde realmente no se tiene que estar para ver las acciones, son muestras de querer dar continuidad y mantener la normalidad de los partidos. De esta manera el método que inventa cada árbitro para lograr que los jugadores jueguen y no peguen puede dar resultado, siempre y cuando no lo establezca cuando el partido se vaya acabando o cuando no haya nada que hacer. Si las señales desde la conducción arbitral son firmes, habrá oportunidades de eliminar la violencia dentro de la canchas y diferenciar los dos términos de una manera acertada.

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