Sencillamente se deben porque la misma dinámica del juego los genera. Por mayor esfuerzo que el árbitro realice en su trabajo para evitarlos, nunca estará exento de cometerlos. El árbitro tiene que juzgar los partidos con todos los factores que intervienen en su contra. Entre ellos podemos mencionar, las decisiones rápidas, porque al tomarlas de manera apresurada, tal como lo exige la dinámica del juego moderno se tiende a errar más.
Otras situaciones
El fútbol de salón es un juego muy rapido y dinámico, lo que implica el movimiento permanente de los jugadores y el balón. Esta dinámica hace que los árbitros se tengan que mover constantemente, y en sus recorridos, pueden quedar en una posición poco favorable para juzgar correctamente una situación.
La “picardía” de los jugadores, ó más bien la deslealtad de los mismos, es otro factor a tener en cuenta, así, a los árbitros no solo les toca juzgar las situaciones de juego, sino también interpretar y reprimir las acciones simuladas y desleales que realizan estos para sacar ventaja.
Bastantes causas
El ambiente del juego es el último aspecto a tener en cuenta, en general, el contexto y el clima del partido es contrario al trabajo de los árbitros, podríamos decir que son hostiles. Todos los actores, pasivos y activos, esperan que sus decisiones les sean favorables, todas sus decisiones son desaprobadas, todo mundo ejerce presión directa o indirecta sobre él. En este mar de circunstancias y situaciones tan adversas, solo podemos concluir que lo raro es que los árbitros es que no se equivoquen.
Soluciones efectivas
Hasta ahora, no se han buscado soluciones efectivas para solucionar el problema, por el contrario, solo se toman represalias injustas contra los árbitros, sin que para ello se hayan tenido en cuentas todos los elementos señalados anteriormente. Realmente son injustas, además, porque los árbitros no tienen las herramientas de ayuda, las cuales si poseen sus críticos, quienes las usan para sancionarlos sin reparo alguno. Pero el problema necesita de una solución más profunda y simple
Otras situaciones
El fútbol de salón es un juego muy rapido y dinámico, lo que implica el movimiento permanente de los jugadores y el balón. Esta dinámica hace que los árbitros se tengan que mover constantemente, y en sus recorridos, pueden quedar en una posición poco favorable para juzgar correctamente una situación.
La “picardía” de los jugadores, ó más bien la deslealtad de los mismos, es otro factor a tener en cuenta, así, a los árbitros no solo les toca juzgar las situaciones de juego, sino también interpretar y reprimir las acciones simuladas y desleales que realizan estos para sacar ventaja.
Bastantes causas
El ambiente del juego es el último aspecto a tener en cuenta, en general, el contexto y el clima del partido es contrario al trabajo de los árbitros, podríamos decir que son hostiles. Todos los actores, pasivos y activos, esperan que sus decisiones les sean favorables, todas sus decisiones son desaprobadas, todo mundo ejerce presión directa o indirecta sobre él. En este mar de circunstancias y situaciones tan adversas, solo podemos concluir que lo raro es que los árbitros es que no se equivoquen.
Soluciones efectivas
Hasta ahora, no se han buscado soluciones efectivas para solucionar el problema, por el contrario, solo se toman represalias injustas contra los árbitros, sin que para ello se hayan tenido en cuentas todos los elementos señalados anteriormente. Realmente son injustas, además, porque los árbitros no tienen las herramientas de ayuda, las cuales si poseen sus críticos, quienes las usan para sancionarlos sin reparo alguno. Pero el problema necesita de una solución más profunda y simple
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