sábado, 22 de enero de 2011

XXXIII JUEGOS DEPARTAMENTALES


Suerte o trabajo...
Las ganas por evolucionar dentro del arbitraje, llevan a los árbitros a pensar cada que inicia una nueva temporada, que el tener éxito dentro del gremio se debe a la suerte o al trabajo. En el juzgamiento deportivo y en las profesiones donde la toma de decisiones instantáneas son los actores principales, el panorama es un tanto particular; las condiciones naturales de un árbitro, su creatividad y su visión personal de las cosas lo dotan de un tilde diferenciador, un plus importantísimo en cada partido; pero como la idea es obtener buenos resultados todos quieren saber si el destino o la laboriosidad les van a otorgar la notoriedad que tanto anhelan.

Fin de una dualidad
La suerte y el trabajo, caminaban juntos y discutían entre ellos, dijo la suerte al trabajo, "si yo no ayudo a los árbitros en su trabajo, nada sirve de nada", el trabajo le contestó, “eso no es cierto, la suerte es nece­saria tan sólo si el árbitro está pitando; al oír esto la suerte replicó, “basta que yo dé una cosa casi sin valor alguno, para encaminarlo dentro del arbitraje", el trabajo contestó, "es cierto y tienes razón, sin tu ayuda, él árbitro o los árbitros no hubieran podido empezar nunca nada; pero sin mi ayuda, nunca habrían podido ir adelante y tener éxito en sus actividades". Este sencillo diálogo nos da una visión clara que para conseguir éxito se debe trabajar mucho para que los resultados sean mejores.

Con trabajo todo sucede
Todo ser humano tiene una habilidad especial que puede compartir con brillantez, es decir, al trabajar y perfeccionar su talento puede destacarse en su especialidad. Teniendo en claro que la suerte y el trabajo no residen en todos y que en los que no sobresale la primera opción específicamente, solo les queda trabajar duro y capacitarse fuertemente para alcanzar el éxito, el trabajo personal es indispensable para avanzar y mejorar; hay que insistir en un adiestramiento y entrenamiento constante, para abarcar nuevos procedimientos, dar más y diversas herramientas que les permitan a los árbitros ejercer su labor. Se debe recordar que en el mundo y en el juzgamiento deportivo sólo se necesita el “querer hacer” para que las cosas sucedan.

El destino ayuda
Decir que uno “no nació con estrella” es desmeritar una parte de la naturaleza creativa y poderosa con la que ha nacido el ser humano. Una vez alguien me dijo, “la suerte siempre está allí, solo hay que prepararse, para poder verla”, en principio creí que no estaba hablando de esta, si no de otra cosa como capacitación, pero al analizar la frase me di cuenta que sí. Un silbato puede tener la suerte de que lo convoquen para un partido importante, porque aquel directivo pensó sin muchos elementos razonables, que el partido era para ese árbitro, y bien la suerte le llegó; pero ahora si el que no está preparado para dirigir el partido es el designado, el trabajo se va a la basura, se desperdicia, eso es no acompañar a la suerte.

El camino del éxito
Con esto quiero llegar a que aunque se consideren árbitros con suerte o con talento innato, el trabajo y la disciplina constante son el único camino para poder tener éxito, por ello se deben explotar de la manera correcta. Entendiendo que los silbatos con éxito no son muchos dentro de un gremio, un árbitro corriente no debe perder el tiempo quejándose en que no tiene suerte, o que es un genio incomprendido, lo que debe hacer es poner su cabeza más bien en la formación y en la preparación para que cuando llegue su oportunidad, que de seguro llegará, la sepa aprovechar. Como dice una vieja y conocida frase “creo firmemente en la suerte, pero cuanto más trabajo, más suerte tengo”.

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