viernes, 29 de enero de 2010

El nivel de activación en los árbitros.

El entrenamiento psicológico de los árbitros de fútsal, debe incluir el que aprendan a identificar y autorregular su nivel de activación, con el objetivo de comenzar el partido en su nivel óptimo y mantener esta activación a lo largo de todo el encuentro a pesar de estar expuestos a múltiples situaciones estresantes que podrían alterarlo, de lograrlo su atención estará más alerta y acrecentará la actividad motora y nerviosa, de esta manera funcionaria física y psicológicamente lo mejor, utilizando sin dificultad sus habilidades en beneficio de su rendimiento.

Un árbitro puede presentar dos estados de activación (baja y alta) no obstante, existe un otro que, al contrario que los anteriores, favorece el máximo rendimiento y es el nivel de activación óptimo el cual no es otra cosa que poner de la mejor forma, física y psicológicamente al organismo para dirigir el partido y pueda dar el máximo rendimiento, es importante que cada árbitro en particular aprenda a identificar cuál es su nivel óptimo. A partir de aquí, podrá evaluar su activación y saber si se encuentra en el nivel que favorecerá su rendimiento, o bien si está por debajo o por encima de éste

Herramienta importante

Si al partido el árbitro ingresa con su nivel de activación demasiado bajo, su atención estará dispersa y captará peor los estímulos de cada situación. De esta forma, es más probable que ignore las señales de sus compañeros, no vea algunas faltas que se cometan y controle mal las reacciones de los jugadores. Contrario a esto, si está demasiado activado, le resultará difícil controlar todos los detalles importantes para poder tomar las mejores decisiones, pues su atención es poca y, además estará tensionado y agobiado, en estas condiciones, sus apreciaciones serán malas y cometerá más errores.

Influencia física y mental

El nivel de activación influye en el rendimiento de los árbitros afectando su funcionamiento físico, repercute en aspectos como la tensión muscular y la coordinación motriz. En los silbatos estos aspectos pueden influir en la calidad de sus desplazamientos, su ubicación, el cansancio físico y hasta la facilidad para ejecutar la acción de soplar el silbato. En el aspecto psicológico también influye, en la conducta atencional y las operaciones mentales de toma de decisiones, porque puede influir en la observación de cada situación del juego, la decisión de pitar o no pitar, y de hacerlo en el momento correcto.

Aspectos que influyen

Dos grandes variables influyen en el nivel de activación general de los árbitros, la motivación y el estrés. En ausencia de motivación y estrés la activación es baja y no se alcanza el nivel de activación óptimo. El estrés prolongado produce agotamiento psicológico y favorece un estado de activación bajo que no alcanza el nivel de activación óptimo. En ocasiones es posible que algunos árbitros no alcancen su nivel óptimo por no estar lo suficientemente motivados. Para prevenir este problema, es importante que aprendan a auto motivarse utilizando estrategias psicológicas apropiadas

Aprenda a identificar

En líneas generales, cada árbitro debe aprender a identificar las situaciones concretas "de riesgo" que hacen más probable una motivación inadecuada o un estrés incontrolado, y posteriormente, deben aprender estrategias psicológicas apropiadas para actuar con eficacia cuando estas situaciones se presenten, de forma que su motivación y su control del estrés sean los más adecuados; es decir, los que favorezcan su nivel de activación óptimo. Por ejemplo, pueden aprender habilidades de comunicación para relacionarse más eficazmente con los jugadores y los entrenadores durante el partido.

La confianza es clave

En este proceso es importante fortalecer un aspecto psicológico de gran trascendencia: la auto confianza. Cuando la auto confianza es alta, la motivación suele predominar sobre el estrés, siendo más probable el nivel de activación óptimo. Así, un árbitro que confíe verdaderamente en que dispone de recursos suficientes para realizar bien su trabajo, estará más motivado y menos preocupado antes de los partidos, y será más propenso a controlar correctamente las situaciones estresantes que se le presenten durante el mismo.

lunes, 18 de enero de 2010

LA PRUDENCIA HACE ARBITROS SABIOS



El árbitro como representante de la autoridad y de poder debe administrar los partidos con una justicia suavizada por la condescendencia, alguien debe frenar el rigor del reglamento pues no es mejor el juez riguroso que el compasivo; se dice que la tolerancia es fácil de aplaudir, difícil de practicar y muy compleja para explicar. No obstante esta herramienta psicológica es importante en la labor arbitral pues a veces para solucionar inconvenientes, es mejor adoptar una posición flexible, conozca porque es importante en un partido ser tolerante.

Prudencia al impartir justicia

El significado clásico de la palabra tolerancia en el arbitraje ha sido “permitir ciertas cosas sin aprobarlas”, pero ¿Qué tipo de cosas se deben permitir? El no respetar las reglas de juego que hacen posible un partido no está incluido en este ítem ya que si algunos no respetan esas reglas comunes, la convivencia se deteriora y el partido no termina. Por ello, quien ejerce la autoridad está obligado a defender el cumplimiento de la normas, a capa y espada, sin embargo, defender una ley o una norma implica casi siempre no tolerar su incumplimiento aunque existan situaciones que hacen aconsejable permitir posiciones flexibles.

Apriete y afloje

Decidir cuándo y cómo conviene ser tolerante en el arbitraje o no es un arte difícil que exige conocer a fondo la situación, evaluar lo que está en juego, sopesar los pros y los contras, anticipar las consecuencias y ahí si tomar la decisión; al no hacerlo se pone en juego el propio prestigio de la autoridad, muchos árbitros interpretan la tolerancia como señal de debilidad. Eso no es cierto, el ejercicio de esta se ha considerado siempre como una manifestación muy difícil de prudencia en el arte de impartir justicia por eso hay que distinguir cuándo hay necesidad de apretar y cuándo aflojar, si responde con violencia, los jugadores responden con violencia, además si el silbato aplica el “ojo por ojo”, lo único que conseguirá serán problemas.

¿Cuándo se debe tolerar algo?

La respuesta genérica es, siempre que de no hacerlo se estime que ha de ser peor el remedio que la enfermedad, se debe permitir cuando se piense que impedirlo provocará un mal mayor. Desde siempre se ha dicho que en los partidos es propio del árbitro competente permitir las transgresiones menores para evitar las mayores, pero la aplicación de este criterio no es nada fácil, pues existen una disyuntiva, por un lado hay que ejercer la tolerancia y por otro, no todo puede tolerarse, lo cual resulta un arduo problema. En los límites entre lo tolerable y lo intolerable, el árbitro juega un papel primordial y no debe consentir ninguna acción que atente contra el espíritu del juego y las buenas costumbres necesarias para conservar el control de un partido; en todo lo que la ley permite, se puede ser flexible.

Formas de tolerancia

En los últimos años en el arbitraje se aprecia la tolerancia de tres formas la primera en el abuso de la palabra, dicen los instructores que el grado de eficacia de un consejo del árbitro está en relación inversa al número de veces que lo repite; la segunda en la intolerancia enmascarada, debajo de muchas exhibiciones de tolerancia se esconde la paradoja del “dime de qué presumes y te diré de qué careces”, muchos árbitros creen que no permitiéndoles nada a los jugadores los van respetar más y van a tener el control siempre; por último, en el deslizamiento de la tolerancia hacia el permisivismo se encuentra la tercera forma, pasearse a los extremos también es malo porque permitir todo es nocivo, dañino y no refleja autoridad.

Ejérzala con prudencia

En lo que la ley no permite, el juez puede ejercer la tolerancia con prudencia, pero hay leyes injustas que toleran la injusticia, y jueces que juegan con las leyes justas, la violación de la justicia por el máximo responsable de protegerla no es una sorpresa para nadie, y sólo cabe evitarla, esas situaciones constituyen la justificación y el ámbito de la tolerancia entendida como permisión de cosas que en otras circunstancias no se permitirían. Esto es precisamente la primera acepción de tolerancia, prerrogativa del que tiene “la sartén por el mango”, que libremente modera el ejercido del poder “Si acaso doblas la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”.

sábado, 16 de enero de 2010

LA AUTORIDAD EN EL CAMPO DE JUEGO

Para que no duden de su autoridad
La autoridad es la facultad que tiene un árbitro para ordenar, imponer su punto de vista y hacerlo respetar por parte de los jugadores. Así, cuando el silbato tiene “autoridad” está acreditado a ejercer un determinado poder dentro del campo de juego, esta potestad se la da el reglamento, su profesión y el gremio al que pertenece, no obstante la obediencia por parte de los deportistas es esencial para ponerla a prueba y para que estos acepten sus mandatos específicos, es decir, al árbitro le hacen caso porque demuestra que sabe mandar.

Tipos de autoridad
La autoridad de un árbitro se puede clasificar en jurídica y moral, la primera se impone por obligación y se divide en lineal, personal y funcional, se denomina autoridad de línea la que detecta el silbato para dirigir las acciones de un jugador; la personal se da cuando es delegada progresivamente a terceros, un ejemplo es, el árbitro confía a su compañero de campo ciertas situaciones específicas; y la funcional es la que tiene al desempeñar su función. La autoridad moral es la que se impone por convencimiento y se clasifica en técnica, que se da por el conocimiento que el árbitro ha estudiado, aprendido o por experiencia; y la personal por sus actos de vida o por su vida ejemplar.

Autoridad y poder
La autoridad es un derecho cuya legitimidad se basa en la posición que tiene la figura del árbitro en los partidos. El poder, se refiere a la capacidad de un individuo para influenciar decisiones, por lo tanto, " la autoridad es parte del concepto ampliado del poder, esto es, la habilidad de persuadir en las decisiones soportada en la categoría legítima de un individuo”; sin embargo, no es necesario tener poder para intervenir en una acción, como ejemplo de lo anterior se puede decir que el árbitro seguidor tiene autoridad para facilitar y ayudar al desarrollo normal de un partido, pero igualmente tiene poder para imponer su criterio.

Obediencia vs autoridad
La obediencia es esencial para que se ejerza la autoridad, en el caso del juzgamiento el árbitro tiene que encontrar las herramientas para que los jugadores acaten sus mandatos específicos, aunque por el hecho de ser designado ya tiene ganado el 50%. En el caso concreto esta autoridad, en el sentido indicado puede descansar en los más diversos motivos de sumisión, que se dan por habituación o por arreglos afines, es decir, quien juega futbol de salon sabe de antemano que quien domina es el silbato, al árbitro le hacen caso porque tiene autoridad, demuestra que sabe y lo más importante que sabe mandar.


Como se consigue
Un árbitro tiene cinco formas de adquirir la autoridad en los partidos por parte de los jugadores; la primera es por el medio legítimo, esto es acertando en las decisiones de las sanciones personales, técnicas y disciplinarias; la segunda es por medio de la coerción, algunas veces el árbitro tiene que recurrir a la advertencia y a las sanciones; la tercera es la recompensa que no es otra cosa que darle al jugador algo que el valore, por ejemplo, la amistad y el apoyo para la superación; la cuarta, es por medio de la experiencia, el conocimiento, los años de aprendizaje o el conocimiento específico sobre el arbitraje, le conceden el poder de experto; y la quinta por medio de un referente, si un árbitro admira a otro con el que se identifica hasta el punto de moldear su comportamiento o actitudes, este último es quien referencia el sentido de autoridad.


Recomendaciones útiles
En un partido, el arbitro carismático puede influenciar a otras personas ya sean estas sus superiores, iguales o subordinados, la autoridad se debe demostrar e imponer con respeto de esta manera no importa quién es el participante del partido. Por otra parte los encuentros no se debe confundir en autoridad con autoritarismo, es decir, al jugador hay que reprimirlo, pero también hay que darle libertad; por último, un árbitro debe separar la autoridad privada o personal de la autoridad deportiva y no mezclar ninguna de estas en su vida diaria.